martes, 9 de abril de 2024

Las cuidadoras del común en el mar

Las mujeres han tenido una importancia fundamental en los entornos pesqueros, tanto en lo que tiene que ver con la cadena productiva como en el sostenimiento sus comunidades y familias. Desgraciadamente, esto no lo sabía hasta empezar mi tesis doctoral Empoderamiento femenino en contextos de gobernanza. Las experiencias de las trabajadoras de la pesca en Galicia y Euskadi, pues aunque su papel es y ha sido imprescindible, está muy invisibilizado y, en consecuencia, no tienen el reconocimiento cultural, económico, político y social que les correspondería en una sociedad más justa.

No obstante, desde que en la década de los 90 las mariscadoras a pie se implicaron en su profesionalización (a las que seguirán rederas, empacadoras o neskatillas), estas trabajadoras han ido ganando en presencia. Años de implicación en los procesos de organización y formación de oficios tradicionalmente feminizados, como la elaboración y reparación de redes, el abastecimiento y gestión de los barcos o la extracción y cultivo de almejas y otros bivalvos en los arenales, por citar algunos.

A este respecto, son muy explicativas las palabras de una mariscadora a pie con la que hablé durante la investigación y que es una de las impulsoras de los cambios experimentados en el mundo del mar. Una mujer que, como muchas otras, ha tenido los pies en el agua desde su más tierna infancia, y en las que la salitre ha moldeado un carácter marcado por la fuerza y el sacrificio. Dice así: "Cando falas de coller ameixas revalorizas o traballo das mulleres de Combarro, Aldán, Vigo, Noia e das mulleres de mar de todos lados" ["Cuando hablas de coger almejas revalorizas el trabajo de las mujeres de Combarro, Aldán, Vigo, Noia y de las mujeres del mar de todos lados"]. A lo que añade:

"É increíble que expliques como ti vives a playa, o que ti viches facer a túa nai e a túa abuela, preservar e coidar, que lle contes as tradicións dos nosos avós, dos nosos pais, das nosas nais e a xente te preste atención. Que a xente diga: xa nunca direi que as ameixas son caras, porque vendo todo o traballo que hai detrás..." ["Es increíble que expliques como vives la playa, lo que tú viste hacer a tu madre y a tu abuela, preservar y cuidar, que le cuentes las tradiciones de nuestros abuelos, de nuestros padres, de nuestras madres y que la gente te preste atención. Que la gente diga: ya nunca diré que las almejas son caras, porque viendo todo el trabajo que hay detrás..."].

Preservar y cuidar... Dos acciones fundamentales en nuestras sociedades y que nunca aparecen en los libros de historia. Una ausencia que no es casual, sino que es una exclusión impulsada por lógicas de dominación patriarcales y capitalistas que solo ponen en valor lo que ocurre en los mercados. Frente a este modelo, las trabajadoras del mar han puesto su esfuerzo en cuidar de lo común (sean los arenales, el mar o los saberes y la cultura marinera), pero no ha sido poco el esfuerzo.

Son muchas las mujeres del mar que se han incorporado a los procesos de dignificación de sus oficios para conseguir el reconocimiento institucional y social correspondiente. Han sido años de triples jornadas, cansancio, decepciones, lágrimas y conflictos, pero también de ilusión, solidaridad, sororidad, autoestima... y, en definitiva, de logros materiales y simbólicos. La Federación de las Trabajadoras del Mar de Euskadi, la Federación de Redeiras Artesás O Peirao, las agrupaciones de mariscadoras de las diferentes Cofradías, el número creciente de patronas mayores, la Asociación Nacional de Mujeres de la Pesca (ANMUPESCA) son reflejo del incremento progresivo en presencia y voz en las esferas de poder. Y también son la oportunidad para logar la pervivencia (y esperemos, reforzamiento) de las comunidades marineras desde un compromiso con los valores de lo comunal y poniendo las vidas y el entorno en el centro.


Patricia Martínez García

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